Gracias infinitas por compartir con nosotros, no solo este día especial sino cada momento vivido. Porque al fin y al cabo, la vida se compone de instantes que nos pasarán por delante, a menos de que nos detengamos a capturarlos mientras suceden.
Al final del día, seremos recordados por cómo hicimos sentir a los demás; el legado que dejamos trasciende el espacio y el tiempo.
Santi, mi compañero de vida, mi amor eterno, mi futuro esposo y mi mejor amigo. No me alcanzan las palabras para expresar lo que siento. Gracias a Dios por ti. Gracias por ser y por estar. Gracias por dejar huella en mi corazón de una forma inexplicable. Gracias por tanto. Te amo y te admiro profundamente. Nos vemos en el altar.